El primero, en forma de gas, es el principal constituyente del aire que respiramos. En su forma salina – y combinado con otros elementos – el nitrógeno es un constituyente de los organismos vivos y por ello un nutriente fundamental.
El fósforo por su parte tiene – entre otros – un rol fundamental en la generación de energía en los organismos vivos y constituye otro pilar en la nutrición de los mismos.
Así es como ambos elementos son beneficiosos para el desarrollo de la vida.
En los cursos de agua permiten el crecimiento de algas y plantas acuáticas las cuales sirven de hábitat y alimento para peces y otros organismos que viven en el agua.
Sin embargo cuando se produce un aumento de la concentración de fósforo y nitrógeno en el ambiente – generalmente como consecuencia de las actividades humanas – el aire y el agua resultan contaminados.
Cantidades altas de estos elementos en ríos, lagos, bahías y demás cursos de agua permiten un crecimiento elevado de algas y plantas marinas. Este crecimiento excesivo desestabiliza los ecosistemas haciendo muy difícil la autocuración de los mismos.
El resultado es la disminución de la calidad del agua.
La concentración de oxígeno disuelto disponible para organismos superiores como peces cae drásticamente haciéndolos vulnerables y propensos a morir. A partir de allí el desarrollo entra en un círculo vicioso.
Los compuestos orgánicos – provenientes de los organismos muertos y otras contaminaciones – son difícilmente oxidados y degradados aumentando aún más el problema.
El impacto sobre las personas es notable.
El agua obtenida de lagos y ríos degradados es difícilmente aprovechable debido a la contaminación (algunas algas producen toxinas severas) impidendo su uso para beber.
Quienes depende económicamente de los cursos de agua contaminados se hallan imposibilitados de pescar, recoger marisco o algas.
Algunas personas especialmente sensibles y principalmente los niños se exponen a un exceso de nitratos en el agua que beben afectando negativamente su salud.
Asimismo un exceso de nitrógeno en la atmósfera puede afectar la capacidad de respiración y favorecer la presencia de otros compuestos tóxicos en el aire.
¿De dónde proviene el exceso de estos contaminantes?
Lamentablemente provienen principalmente de las actividades humanas y sus consecuencias…
La agricultura intensiva con un elevado uso de fertilizantes de tipo NPK aplicados a plantas y suelos, buena parte de los cuales terminan en lagos, ríos y aguas subterráneas además del aire.
- → El riego excesivo produce canalizaciones de agua que arrastran los fertilizantes hasta los cursos de agua.
- → El estiércol y purines del ganado también es otra fuente importante de contaminación, especialmente de nitrógeno.
- → El tratamiento de agua es estaciones depuradoras puede generar efluentes concentrados que suelen contener cantidades importantes de nitrógeno y fósforo.
- → El uso de combustibles fósiles generan compuestos que inyectan estos compuestos al aire y que terminan cayendo al suelo o respirados por las personas.
- → Detergentes y otros productos de uso domésticos pueden contener cantidades apreciables de fósforo en forma de sales que terminan a los cursos de agua.
¿Qué se puede hacer?
La remediación pasa necesariamente por eliminar o reducir las fuentes de contaminación.
En ese sentido algunas de las acciones que se pueden realizar son las siguientes:
- → Utilizar la cantidad mínima necesaria de fertilizantes en la agricultura, huertos, jardines y demás instalaciones. Más no siempre es mejor.
- → Buscar alternativas naturales a fertilizantes y pesticidas (que también incorporan fósforo)
- → Evitar riego excesivo que pueda generar escorrentías.
- → Aplicar humectantes naturales al agua de riego para evitar que el agua permanezca en la superficie y por ello genere escorrentía.
- → Igualmente controlar estiércol y purines si se utilizan como fertilizantes orgánicos.
- → No permitir que el agua de lluvia arrastre el estiércol y purines.
- → No utilizar ríos y lagos como vertederos.
- → Reducir el consumo de combustibles fósiles.
- → Evitar que fosas sépticas filtren al suelo circundante.
- → No utilizar detergentes u otros productos de limpieza que contenga fosfatos.